8
No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis
9
Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre
10
Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra
11
Danos hoy nuestro pan cotidiano
12
Y suéltanos nuestras deudas, como también nosotros soltamos a nuestros deudores
13
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el Reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amén
14
Porque si soltareis a los hombres sus ofensas, os soltará también a vosotros vuestro Padre celestial
15
Mas si no soltareis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os soltará vuestras ofensas
16
Y cuando ayunéis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan; de cierto os digo, que ya tienen su pago
17
Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro
18
para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te pagará en público