17
Y dejando la multitud y entrándose en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola
18
Y les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar
19
Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale el hombre a la letrina, y purga todas las viandas
20
Pero decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre
21
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios
22
los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez
23
Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre
24
Y levantándose de allí, se fue a los términos de Tiro y de Sidón; y entrando en casa, quiso que nadie lo supiera; mas no pudo ser escondido
25
Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se echó a sus pies
26
Y la mujer era griega, sirofenicia de nación; y le rogaba que echara fuera de su hija al demonio
27
Más Jesús le dijo: Deja primero saciarse los hijos, porque no es bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos