18
Y cuando se sentaron a la mesa y comieron, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar
19
Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle cada uno por sí, por ventura: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo
20
Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato
21
A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a aquel hombre si nunca hubiera nacido
22
Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dio, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo
23
Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de él todos
24
Y les dice: Esto es mi sangre del Nuevo Testamento, que por muchos es derramada
25
De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo beberé nuevo en el Reino de Dios
26
Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al Monte de las Olivas
27
Jesús entonces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y serán derramadas las ovejas
28
Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea
29
Entonces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, yo no
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Y le dice Jesús: De cierto te digo hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, tú me negarás tres veces
31
Mas él con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo
32
Y vienen al lugar que se llama Getsemaní, y dice a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro
33
Y toma consigo a Pedro y a Jacobo y a Juan, y comenzó a atemorizarse, y a angustiarse
34
Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte; esperad aquí y velad
35
Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró, que si fuera posible, pasara de él aquella hora
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Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son a ti posibles; traspasa de mí este vaso; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú
37
Y vino y los halló durmiendo; y dice a Pedro: ¿Simón, duermes? ¿No has podido velar una hora
38
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad es presto, mas la carne enferma
39
Y volviéndose a ir, oró, y dijo las mismas palabras
40
Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados; y no sabían qué responderle
41
Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad. Basta, la hora es venida; he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores
42
Levantaos, vamos; he aquí, el que me entrega está cerca
43
Y luego, aún hablando él, vino Judas, que era uno de los doce, y con él una multitud con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos
44
Y el que le entregaba les había dado señal común, diciendo: Al que yo besare, aquel es: prendedle, y llevadle con seguridad
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Y como vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó
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Entonces ellos echaron en él sus manos, y le prendieron
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Y uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote; y le cortó la oreja
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Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con palos a tomarme