34
Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios porque le conocían
35
Levantándose muy de mañana, aún muy de noche, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba
36
Y le siguió Simón, y los que estaban con él
37
Y hallándole, le dicen: Todos te buscan
38
Y les dice: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido
39
Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios
40
Y un leproso vino a él, rogándole; e hincada la rodilla, le dice: Si quieres, puedes limpiarme
41
Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió su mano, y le tocó, y le dice: Quiero, sé limpio
42
Y así que hubo él hablado, la lepra se fue luego de aquel, y fue limpio
43
Entonces le apercibió, y le despidió luego
44
y le dice: Mira, no digas a nadie nada; sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos
45
Mas ido él, comenzó a publicarlo mucho, y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar manifiestamente en la ciudad, sino que estaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes