31 Y le rogaban que no les mandara ir al abismo
32 Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejara entrar en ellos; y los dejó
33 Y salidos los demonios del hombre, entraron en los puercos; y el hato de ellos se arrojó por un despeñadero en el lago, y se ahogó
34 Y los pastores, como vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por las heredades
35 Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron sentado al hombre de quien habían salido los demonios, vestido, y en su juicio, a los pies de Jesús; y tuvieron miedo
36 Y les contaron los que lo habían visto, cómo había sido salvado aquel endemoniado
37 Entonces toda la multitud de la tierra de los gadarenos alrededor, le rogaron que se fuera de ellos; porque tenían gran temor. Y él, subiendo en el barco, se devolvió
38 Y aquel hombre, de quien habían salido los demonios, le rogó para estar con él; mas Jesús le despidió, diciendo
39 Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, predicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él
40 Y aconteció que volviendo Jesús, le recibió la multitud; porque todos le esperaban
41 Y he aquí un varón, llamado Jairo, y que era príncipe de la sinagoga, vino, y cayendo a los pies de Jesús, le rogaba que entrara en su casa
42 porque tenía una hija única, como de doce años, y ella se estaba muriendo. Y yendo, le apretaba la multitud
43 Y una mujer, que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos toda su hacienda, y por ninguno había podido ser curada
44 acercándose por las espaldas, tocó el borde de su vestido; y luego se estancó el flujo de su sangre
45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado
46 Y Jesús dijo: Me ha tocado alguien; porque yo he conocido que ha salido virtud de mí
47 Entonces, cuando la mujer vio que no se podía esconder, vino temblando, y postrándose delante de él le declaró delante de todo el pueblo la causa por qué le había tocado, y cómo luego había sido sana
48 Y él dijo: Confía hija, tu fe te ha salvado; ve en paz
49 Estando aún él hablando, vino uno del príncipe de la sinagoga a decirle: Tu hija está muerta, no des trabajo al Maestro
50 Y oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva
51 Y entrado en casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, y a Jacobo, y a Juan, y al padre y a la madre de la niña
52 Y lloraban todos, y la plañían. Y él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme
53 Y hacían burla de él, sabiendo que estaba muerta
54 Y él, echados todos fuera, tomándola de la mano, clamó, diciendo: Muchacha, levántate
55 Entonces su espíritu volvió, y se levantó luego; y él mandó que le dieran de comer
56 Y sus padres estaban fuera de sí; a los cuales él mandó, que a nadie dijeran lo que había sido hecho

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Lucas 8:31 Y le rogaban que no les ordenara irse al abismo.

English Standard Version ESV

Luke 8:31 And they begged him not to command them to depart into the abyss.

King James Version KJV

New King James Version NKJV

Luke 8:31 And they begged Him that He would not command them to go out into the abyss.

Nueva Traducción Viviente NTV

Lucas 8:31 Los demonios seguían suplicándole a Jesús que no los enviara al abismo sin fondo.

Nueva Versión Internacional NVI

Lucas 8:31 Y estos le suplicaban a Jesús que no los mandara al abismo.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Lucas 8:31 Y le rogaban que no les mandase ir al abismo.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Lucas 8:31 Y le rogaban que no les mandase ir al abismo.

Herramientas de Estudio para Lucas 8:31-56