2
Y hallaron la piedra revuelta de la puerta del sepulcro
3
Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús
4
Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes
5
y como tuvieran ellas temor, y bajaran el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive
6
No está aquí, mas ha resucitado; acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea
7
diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea colgado en un madero, y resucite al tercer día
8
Entonces ellas se acordaron de sus palabras
9
y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás
10
Y eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás que estaban con ellas, las que dijeron estas cosas a los apóstoles
11
Mas a ellos les parecía como locura las palabras de ellas, y no las creyeron
12
Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio sólo los lienzos allí echados; y se fue maravillado entre sí de lo que había sucedido
13
Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea que estaba de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús
14
E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acaecido
15
Y aconteció que yendo en comunión entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, e iba con ellos juntamente
16
Mas los ojos de ellos eran detenidos, para que no le conocieran
17
Y les dijo: ¿Qué pláticas son éstas que tratáis entre vosotros andando, y estáis tristes
18
Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú solo peregrino eres en Jerusalén, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días
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Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo
20
y cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes y nuestros príncipes a condenación de muerte, y le colgaron de un madero
21
Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora sobre todo esto, hoy es el tercer día que esto ha acontecido
22
Aunque también unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron al sepulcro
23
y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive
24
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más a él no le vieron
25
Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho
26
¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara (así) en su gloria
27
Y comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, les declaraba esto en todas las Escrituras que eran de él
28
Y llegaron a la aldea a donde iban; y él hizo como que iba más lejos
29
Mas ellos le detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Y entró con ellos
30
Y aconteció, que estando sentado con ellos a la mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y les dio
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Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se desapareció de los ojos de ellos
32
Y decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras