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Yo pues os ordeno el Reino, como mi Padre me lo ordenó a mí
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para que comáis y bebáis en mi mesa en mi Reino, y os sentéis sobre tronos juzgando a las doce tribus de Israel
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Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo
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mas yo he rogado por ti que tu fe no falte; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos
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Y él le dijo: Señor, aparejado estoy a ir contigo aun a cárcel y a muerte
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Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces
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Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada
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Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada
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Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado; porque lo que está escrito de mí, su cumplimiento tiene
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Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta
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Y saliendo, se fue, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron
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Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación
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Y él se apartó de ellos como a un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró
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diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya
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Y le apareció un ángel del cielo confortándole
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Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra
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Y cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza
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y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación
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Estando él aún hablando, he aquí una multitud; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y llegó a Jesús para besarle
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Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre
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Y viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada