1
En esto, juntándose muchos acompañantes, tanto que unos a otros se pisaban, comenzó a decir a sus discípulos: Primeramente guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía
2
Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido
3
Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas, a la luz serán oídas; y lo que hablasteis al oído en los aposentos, será pregonado en los tejados
4
Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer
5
Mas os enseñaré a quién temáis: temed a aquel que después de ser matado, tiene potestad de echar en el infierno; así os digo: a éste temed
6
¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? Pues ni uno de ellos está olvidado de Dios