9
conforme a la costumbre del sacerdocio, salió en suerte a poner el incienso, entrando en el Templo del Señor
10
Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso
11
Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso
12
Y se turbó Zacarías viéndolo, y cayó temor sobre él
13
Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te engendrará un hijo, y llamarás su nombre Juan
14
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento
15
Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre
16
Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos
17
Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado
18
Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días
19
Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte, y a darte este evangelio
20
Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creiste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo
21
Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviera en el Templo
22
Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo
23
Y fue, que cumplidos los días de su oficio, se vino a su casa
24
Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo
25
Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres
26
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret
27
a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María
28
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres
29
Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta