22
Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos; porque ya los judíos habían conspirado, que si alguno confesaba ser él el Cristo, fuera expulsado de la sinagoga
23
Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él
24
Así que, volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es pecador
25
Entonces él respondió, y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo
26
Y le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos
27
Les respondió: Ya os lo he dicho, y lo habéis oído; ¿qué más queréis oír? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos
28
Y le maldijeron, y dijeron: Tú seas su discípulo; pero nosotros discípulos de Moisés somos
29
Nosotros sabemos que a Moisés habló Dios; mas éste no sabemos de dónde es
30
Les respondió aquel hombre, y les dijo: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos
31
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; mas si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a éste oye
32
Desde el siglo no fue oído, que abriera alguno los ojos de uno que nació ciego