8
porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste
9
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son
10
y todas mis cosas son tus cosas, y tus cosas son mis cosas; y he sido clarificado en ellas
11
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo a ti vengo. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu Nombre, para que sean una cosa, como también nosotros
12
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu Nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición; para que la Escritura se cumpliera
13
Mas ahora vengo a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos
14
Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo
15
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal
16
No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo
17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es la Verdad
18
Como tú me enviaste al mundo, también yo los he enviado al mundo