5
¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos denarios, y se dio a los pobres
6
Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres, sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y sustraía de lo que se echaba en ella
7
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto
8
porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis
9
Entonces muchos del pueblo de los judíos supieron que él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, al cual había resucitado de los muertos
10
Consultaron asimismo los príncipes de los sacerdotes, sobre matar también a Lázaro
11
porque muchos de los judíos iban y creían en Jesús por causa de él
12
El siguiente día, la multitud que había venido al día de la Fiesta, cuando oyeron que Jesús venía a Jerusalén
13
tomaron ramos de palmas, y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna, Bendito el que viene en el Nombre del Señor, el Rey de Israel
14
Y halló Jesús un asnillo, y se sentó sobre él, como está escrito
15
No temas, oh hija de Sión: he aquí tu Rey viene, sentado sobre un pollino de asna
16
Mas estas cosas no las entendieron sus discípulos primero; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de él, y que le hicieron estas cosas
17
Y la multitud que estaba con él, daba testimonio de cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos
18
Por lo cual también había venido la multitud a recibirle, porque habían oído que él había hecho esta señal
19
mas los fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada aprovecháis? He aquí, que todo el mundo se va tras de él
20
Y había unos griegos de los que habían subido a adorar en la Fiesta
21
Estos pues, se llegaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, querríamos ver a Jesús
22
Vino Felipe, y lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe, lo dicen a Jesús
23
Entonces Jesús les respondió, diciendo: La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser clarificado
24
De cierto, de cierto os digo, que si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva
25
El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará