22
Una cosa resta es a saber que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume
23
Si es azote, mate de repente, y no se ría de la prueba de los inocentes
24
La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él el que lo hace, ¿quién es? ¿Dónde está
25
Mis días han sido más ligeros que un correo; huyeron, y nunca vieron bien
26
Pasaron con los navíos de Ebeh; o como el águila que se arroja a la presa
27
Si digo: Quiero olvidar mi queja, dejaré mi aburrimiento, y me esforzaré
28
Temo todos mis trabajos; sé que no me tendrás sin culpa
29
Si yo soy impío, ¿para qué trabajaré en vano
30
Aunque me lave con aguas de nieve, y aunque limpie mis manos con la misma limpieza
31
aún me hundirás en el hoyo; y mis propios vestidos me abominarán
32
Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, y vengamos juntamente a juicio
33
No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre ambos
34
Quite de sobre mí su verdugo, y su terror no me perturbe
35
Y hablaré, y no le temeré; porque en este estado no estoy en mí