9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero: siete siclos y diez monedas de plata
10 Y escribí la carta, y la sellé, e hice atestiguar a testigos, y pesé el dinero con balanza
11 Tomé luego la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre, y el traslado abierto
12 Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscrito en la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio de la guarda
13 Y di orden a Baruc delante de ellos, diciendo
14 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas cartas, esta carta de venta, la sellada, y ésta que es la carta abierta, y ponlas en un vaso de barro, para que se guarden muchos días
15 Porque así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: Aún se comprarán y venderán casas, y heredades, y viñas en esta tierra
16 Y después que di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, oré al SEÑOR, diciendo
17 ¡Oh Señor DIOS! He aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que se esconda
18 que haces misericordia a millares, y vuelves la iniquidad de los padres en el seno de sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, el SEÑOR de los ejércitos es su Nombre
19 grande en consejo, y magnífico en hechos, porque tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras
20 que pusiste señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, y en el hombre; y te has hecho nombre cual es este día
21 y sacaste tu pueblo Israel de tierra de Egipto con señales y portentos, y con mano fuerte y brazo extendido, con terror grande
22 y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se la darías, tierra que mana leche y miel
23 y entraron, y la poseyeron; mas no oyeron tu voz, ni anduvieron en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto has hecho venir sobre ellos todo este mal
24 He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla; y la ciudad es entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, y del hambre y de la pestilencia; ha pues, venido, a ser lo que tú dijiste, y he aquí tú lo estás viendo
25 Y tú Señor DIOS me dijiste a mí: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; y la ciudad es entregada en manos de los caldeos
26 Y vino palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo
27 He aquí que yo soy el SEÑOR, Dios de toda carne; ¿por ventura se me encubrirá a mí alguna cosa
28 Por tanto, así dijo el SEÑOR: He aquí que yo entrego esta ciudad en mano de los caldeos, y en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la tomará
29 y vendrán los caldeos que combaten esta ciudad, y encenderán esta ciudad a fuego, y la abrasarán, asimismo las casas sobre cuyas azoteas ofrecieron perfumes a Baal y derramaron libaciones a dioses ajenos, para provocarme a ira
30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo delante de mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dijo el SEÑOR
31 De manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta ciudad, desde el día que la edificaron hasta hoy, para que la haga quitar de mi presencia
32 por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes, y sus profetas, y los varones de Judá, y los moradores de Jerusalén
33 Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando les enseñaba, madrugando y enseñando, no oyeron para recibir castigo
34 antes asentaron sus abominaciones en la casa sobre la cual es llamado mi nombre, contaminándola
35 Y edificaron altares a Baal, los cuales están en el valle de Ben-Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hicieran esta abominación, para hacer pecar a Judá
36 Y por tanto, ahora, así dice el SEÑOR Dios de Israel, a esta ciudad, de la cual decís vosotros, Entregada será en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre, y a pestilencia
37 He aquí que yo los junto de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo y saña grande; y los haré tornar a este lugar, y los haré habitar seguramente
38 Y me serán ellos a mí por pueblo, y yo seré a ellos por Dios
39 Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Jeremías 32:9 Y compré a Hanameel, hijo de mi tío, el campo que estaba en Anatot, y le pesé la plata, diecisiete siclos de plata.

English Standard Version ESV

Jeremiah 32:9 "And I bought the field at Anathoth from Hanamel my cousin, and weighed out the money to him, seventeen shekels of silver.

King James Version KJV

Jeremiah 32:9 And I bought the field of Hanameel my uncle's son, that was in Anathoth, and weighed him the money, even seventeena* shekels of silver.

New King James Version NKJV

Jeremiah 32:9 So I bought the field from Hanamel, the son of my uncle who was in Anathoth, and weighed out to him the money--seventeen shekels of silver.

Nueva Traducción Viviente NTV

Jeremías 32:9 Así que compré el terreno en Anatot pagándole a Hanameel diecisiete piezas
de plata.

Nueva Versión Internacional NVI

Jeremías 32:9 y le compré a mi primo Janamel el campo de Anatot por diecisiete monedas de plata.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Jeremías 32:9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anathoth, y peséle el dinero: diecisiete siclos de plata.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Jeremías 32:9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero: siete siclos y diez monedas de plata.

Herramientas de Estudio para Jeremías 32:9-39