3
Y será que en el día que el SEÑOR te diera reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir
4
entonces levantarás esta parábola sobre el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo cesó el opresor, cómo cesó la ciudad codiciosa del oro
5
Quebrantó el SEÑOR el bastón de los impíos, el cetro de los señores
6
que con ira hería los pueblos de llaga perpetua, el cual se enseñoreaba de los gentiles con furor; al perseguido no defendió
7
Descansó, sosegó toda la tierra, cantaron alabanzas
8
Aun las hayas se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros
9
El Seol abajo se espantó de ti; te despertó muertos que en tu venida salieran a recibirte, hizo levantar de sus tronos a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de los gentiles
10
Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también enfermaste como nosotros, y como nosotros fuiste
11
Tu soberbia descendió al Seol, y el sonido de tus vihuelas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán
12
¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, el que echabas suerte sobre los gentiles
13
Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, y en los lados del aquilón
14
Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo
15
Mas serás derribado al Seol, a los lados del abismo
16
Se han de inclinar hacia ti los que te vieren y te considerarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos
17
Que puso el mundo como un desierto? ¿Que asoló sus ciudades? ¿Que a sus presos nunca abrió la cárcel
18
Todos los reyes de los gentiles, todos ellos yacen con honra cada uno en su casa
19
Mas tú echado eres de tu sepulcro como tronco abominable; como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado
20
No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será para siempre la simiente de los malignos
21
Aparejad sus hijos para el matadero por la iniquidad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen la faz del mundo de ciudades
22
Porque yo me levantaré sobre ellos, dice el SEÑOR de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y las reliquias, hijo y nieto, dice el SEÑOR
23
Y la pondré en posesión de erizos, y en lagunas de aguas; y la barreré con escobas de destrucción, dice el SEÑOR de los ejércitos