13
viniendo a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella hora le miré
14
Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas a aquel Justo, y oigas la voz de su boca
15
Porque has de ser testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído
16
Ahora pues, ¿por qué te detienes? Levántate, y bautízate, y lava tus pecados, invocando su Nombre
17
Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el Templo, fui arrebatado fuera de mí
18
Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prestamente fuera de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí
19
Y yo dije: Señor, ellos saben que yo encerraba en cárcel, y hería por las sinagogas a los que creían en ti
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y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo también estaba presente, y consentía a su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban
21
Y me dijo: Ve, porque yo te tengo que enviar lejos a los gentiles
22
Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a un tal hombre, porque no conviene que viva
23
Y dando ellos voces, y arrojando sus ropas y echando polvo al aire