20
El sol se volverá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto
21
y acontecerá que todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo
22
Varones Israelitas, oíd estas palabras: El Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis
23
éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, tomándolo vosotros lo matasteis con manos inicuas, colgándole en un madero
24
al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella
25
Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque lo tengo a la diestra, no seré removido
26
Por lo cual mi corazón se alegró, y mi lengua se gozó; y aun mi carne descansará en esperanza
27
que no dejarás mi alma en el Hades, ni darás a tu Santo que vea corrupción
28
Me hiciste notorios los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia
29
Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy
30
Así que siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono