1
Temamos, pues, que alguna vez, dejando la promesa de la entrada en su Reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado
2
Porque también a nosotros nos ha sido anunciado como a ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra a los que la oyeron sin mezclar fe
3
(Pero entramos en el Reposo los que hemos creído,) de la manera que dijo: Así que les juré en mi ira, no entrarán en mi Reposo, aun acabadas las obras desde el principio del mundo
4
Porque en un cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día
5
Y otra vez aquí: No entrarán en mi Reposo
6
Así pues, resta que algunos han de entrar en él, y que aquellos a quienes primero fue anunciado, no entraron por causa de la desobediencia
7
determina otra vez un cierto día, diciendo: HOY, por David tanto tiempo después, como está dicho: Si oyereis HOY su voz, no endurezcáis vuestros corazones
8
Porque si Jesús {Josué en el Heb.} les hubiera dado el Reposo, no hablaría después de otro día
9
Así que queda el sabatismo para el Pueblo de Dios
10
Porque el que ha entrado en su Reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas
11
Apresurémonos, pues, de entrar en aquel Reposo, que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia
12
Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón
13
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos, de lo cual hablamos