20 ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró; y veremos qué serán sus sueños
21 Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos y dijo: No lo matemos
22 Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre
23 Y sucedió que, cuando llegó José a sus hermanos, ellos hicieron desnudar a José su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí
24 y le tomaron, y le echaron en la cisterna; mas la cisterna estaba vacía, no había en ella agua
25 Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto
26 Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho el que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte
27 Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; que nuestro hermano es nuestra carne. Y sus hermanos acordaron con él
28 Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto
29 Y Rubén volvió a la cisterna, y no halló a José dentro, y rasgó sus vestidos
30 Y tornó a sus hermanos y dijo: El joven no parece; y yo, ¿adónde iré yo
31 Entonces tomaron ellos la ropa de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la ropa con la sangre
32 y enviaron la ropa de colores y la trajeron a su padre, y dijeron: Esta hemos hallado, reconoce ahora si es o no la ropa de tu hijo
33 Y él la conoció, y dijo: La ropa de mi hijo es; alguna mala bestia le devoró; José ha sido despedazado
34 Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y se enlutó por su hijo muchos días
35 Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso tomar consolación, y dijo: Porque yo descenderé a mi hijo enlutado hasta la sepultura. Y lo lloró su padre
36 Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, oficial del Faraón, capitán de los de la guardia

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Génesis 37:20 Ahora pues, venid, matémoslo y arrojémoslo a uno de los pozos; y diremos: "Una fiera lo devoró." Entonces veremos en qué quedan sus sueños.

English Standard Version ESV

Genesis 37:20 Come now, let us kill him and throw him into one of the pits. Then we will say that a fierce animal has devoured him, and we will see what will become of his dreams."

King James Version KJV

Genesis 37:20 Come now therefore, and let us slay him, and cast him into some pit, and we will say, Some evil beast hath devoured him: and we shall see what will become of his dreams.

New King James Version NKJV

Genesis 37:20 Come therefore, let us now kill him and cast him into some pit; and we shall say, 'Some wild beast has devoured him.' We shall see what will become of his dreams!"

Nueva Traducción Viviente NTV

Génesis 37:20 Vamos, matémoslo y tirémoslo en una de esas cisternas. Podemos decirle a nuestro padre: “Un animal salvaje se lo comió”. ¡Entonces veremos en qué quedan sus sueños!

Nueva Versión Internacional NVI

Génesis 37:20 Ahora sí que le llegó la hora. Vamos a matarlo y echarlo en una de estas cisternas, y diremos que lo devoró un animal salvaje. ¡Y a ver en qué terminan sus sueños!

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Génesis 37:20 Ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró: y veremos qué serán sus sueños.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Génesis 37:20 ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró; y veremos qué serán sus sueños.

Herramientas de Estudio para Génesis 37:20-36