16
Y él respondió: Busco a mis hermanos; te ruego que me muestres dónde pastan
17
Y aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; yo les oí decir: Vamos a Dotán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y los halló en Dotán
18
Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, pensaron contra él para matarle
19
Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador
20
ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró; y veremos qué serán sus sueños
21
Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos y dijo: No lo matemos
22
Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre
23
Y sucedió que, cuando llegó José a sus hermanos, ellos hicieron desnudar a José su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí
24
y le tomaron, y le echaron en la cisterna; mas la cisterna estaba vacía, no había en ella agua
25
Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto
26
Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho el que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte