4
Y eso a pesar de los falsos hermanos, que entraban secretamente para espiar nuestra libertad que tenemos en el Cristo Jesús, para ponernos en servidumbre
5
a los cuales ni aun por una hora accedimos a someternos, para que la verdad del Evangelio permaneciera con vosotros
6
Pero de aquellos que parecían ser algo (cuales hayan sido en algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), a mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron
7
Antes por el contrario, como vieron que el Evangelio de la incircuncisión me era encargado, como a Pedro el de la circuncisión
8
(porque el que obró en Pedro para el apostolado de la circuncisión, obró también en mí para con los gentiles)
9
y como vieron la gracia que me era dada, Jacobo, Cefas y Juan, que parecían ser las columnas, nos dieron la diestra de compañía a mí y a Bernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles, y ellos a la circuncisión
10
Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres; lo mismo que fui también solícito en hacer
11
Pero viniendo Pedro a Antioquía, le resistí en la cara, porque era de condenar
12
Porque antes que vinieran unos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; mas después que vinieron, se retraía y apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión
13
Y a su disimulación consentían también los otros judíos; de tal manera que aun Bernabé fue también llevado de ellos en su hipocresía
14
Como vi que no andaban derechamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿por qué constriñes a los gentiles a judaizar