3
y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare shofar, y avisare al pueblo
4
cualquiera que oyere el sonido del shofar, y no se apercibiere, y viniendo la espada le tomare, su sangre será sobre su cabeza
5
El sonido del shofar oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere, librará su alma
6
Pero si el atalaya viere venir la espada, y no tocare el shofar, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, tomare de él alguno; él por causa de su iniquidad fue tomado, mas demandaré su sangre de mano del atalaya
7
Tú, pues, hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la Casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los apercibirás de mi parte
8
Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su iniquidad, mas su sangre yo la demandaré de tu mano
9
Y si tú avisares al impío de su camino para que de él se aparte, y él no se apartare de su camino, por su iniquidad morirá él, y tú libraste tu alma
10
Tú, pues, hijo de hombre, di a la Casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos, ¿cómo, pues, viviremos
11
Diles: Vivo yo, dijo el Señor DIOS, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos, ¿y por qué moriréis, oh Casa de Israel
12
Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare
13
Diciendo yo al justo: De cierto vivirá, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no vendrán en memoria, sino que morirá por su iniquidad que hizo
14
Y diciendo yo al impío: De cierto morirás; si él se volviere de su pecado, e hiciere juicio y justicia
15
si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, caminare en las ordenanzas de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá
16
No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; ¿hizo juicio y justicia? Vivirá ciertamente
17
Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recta la vía del Señor: la vía de ellos es la que no es recta
18
Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello
19
Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere juicio y justicia, vivirá por ello
20
Y dijisteis: No es recta la vía del Señor. Yo os juzgaré, oh Casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos
21
Y aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco del mes, que vino a mí un escapado de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido herida
22
Y la mano del SEÑOR había sido sobre mí la tarde antes que el escapado viniera, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y nunca más estuve mudo
23
Y vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo
24
Hijo de hombre, los que habitan estos desiertos en la tierra de Israel, hablando dicen: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros es dada la tierra en posesión
25
Por tanto, diles: Así dijo el Señor DIOS: ¿Con sangre comeréis, y a vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y sangre derramaréis, y poseeréis vosotros esta tierra
26
Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual la mujer de su prójimo, ¿y habréis de poseer la tierra
27
Les dirás así: Así dijo el Señor DIOS: Vivo yo, que los que están en aquellos asolamientos caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo entregaré a las bestias que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán
28
Y pondré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su fortaleza; y los montes de Israel serán asolados, que no haya quien pase
29
Y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando pusiere la tierra en soledad y desierto, por todas sus abominaciones que han hecho
30
Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué Palabra sale del SEÑOR
31
Y vendrán a ti como viene el pueblo, y se estarán delante de ti, mi pueblo, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia
32
Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, gracioso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, mas no las pondrán por obra
33
Pero cuando ello viniere (he aquí viene), sabrán que hubo profeta entre ellos