8
Si el ladrón no se hallare, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para jurar si ha metido su mano en la hacienda de su prójimo
9
Sobre todo negocio de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando uno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo
10
Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y se muriere o se perniquebrare, o fuere llevado sin verlo nadie
11
juramento del SEÑOR tendrá lugar entre ambos de que no metió su mano a la hacienda de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará
12
Mas si le hubiere sido hurtado, lo pagará a su dueño
13
Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado
14
Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere perniquebrada o muerta, estando ausente su dueño, la pagará
15
Si el dueño estaba presente, no la pagará. Si era alquilada, él vendrá por su alquiler
16
Cuando alguno engañare a alguna virgen que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer
17
Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes
18
A la hechicera no darás la vida
19
Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá
20
El que sacrificare a dioses, excepto sólo al SEÑOR, será muerto
21
Y al extranjero no engañarás, ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto
22
A ninguna viuda ni huérfano afligiréis
23
Que si tú llegas a afligirle, y él a mí clamare, ciertamente oiré yo su clamor
24
y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos
25
Si dieres a mi pueblo dinero prestado, al pobre que está contigo, no te portarás con él como usurero, ni le impondrás intereses
26
Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a puestas del sol se lo devolverás
27
porque sólo aquello es su cubierta, es aquel el vestido para cubrir sus carnes, en el que ha de dormir; y será que cuando él a mí clamare, yo entonces le oiré, porque soy misericordioso
28
No maldecirás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo