7
cuando tuve angustia, invoqué al SEÑOR, y clamé a mi Dios; y desde su templo él oyó mi voz; cuando mi clamor llegó a sus oídos
8
La tierra se removió, y tembló; los fundamentos de los cielos fueron movidos, y se quebrantaron, porque él se airó
9
Subió humo de sus narices, y de su boca fuego consumidor, por el cual se encendieron carbones
10
Y bajó los cielos, y descendió; una oscuridad debajo de sus pies
11
Subió sobre el querubín, y voló; se apareció sobre las alas del viento
12
Puso tinieblas alrededor de sí a modo de tabernáculos; aguas negras y espesas nubes
13
Del resplandor de su presencia se encendieron ascuas ardientes
14
El SEÑOR tronó desde los cielos, y el Altísimo dio su voz
15
arrojó saetas, y los desbarató; relampagueó, y los consumió
16
Entonces aparecieron los manantiales del mar, y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, a la reprensión del SEÑOR, al resoplido del aliento de su nariz
17
Extendió su mano de lo alto, y me arrebató, y me sacó de las aguas impetuosas
18
Me libró de fuertes enemigos, de aquellos que me aborrecían, los cuales eran más fuertes que yo
19
Los cuales me tomaron descuidado en el día de mi calamidad; mas el SEÑOR fue mi bordón
20
Me sacó a anchura; me libró, porque había puesto su voluntad en mí
21
Me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; y conforme a la limpieza de mis manos, me dio la paga
22
Porque yo guardé los caminos del SEÑOR; y no me aparté impíamente de mi Dios
23
Porque delante de mí tengo todas sus ordenanzas; y atento a sus fueros, no me retiraré de ellos
24
Y fui perfecto para con él, y me guardé de mi iniquidad
25
Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia, y conforme a mi limpieza delante de sus ojos
26
Con el misericordioso eres misericordioso, y con el valeroso y perfecto eres recto
27
con el limpio eres limpio, mas con el perverso eres adversario
28
Y tú salvas a los pobres de espíritu; mas tus ojos están sobre los altivos, para abatirlos
29
Porque tú eres mi lámpara, oh SEÑOR; el SEÑOR da luz a mis tinieblas
30
Porque en ti rompí escuadrones, y con mi Dios pasé las murallas
31
Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR purificada, escudo es de todos los que en él confían
32
Porque ¿qué Dios hay sino el SEÑOR? ¿O quién es fuerte sino nuestro Dios
33
Dios es el que con virtud me corrobora, y el que despeja mi camino
34
el que hace mis pies como de ciervas, y el que me asienta en mis alturas
35
el que enseña mis manos para la pelea, y da que con mis brazos quiebre el arco de bronce
36
Tú me diste asimismo el escudo de tu salud, y tu mansedumbre me ha multiplicado
37
Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, para que no titubearan mis rodillas