26
Con el misericordioso eres misericordioso, y con el valeroso y perfecto eres recto
27
con el limpio eres limpio, mas con el perverso eres adversario
28
Y tú salvas a los pobres de espíritu; mas tus ojos están sobre los altivos, para abatirlos
29
Porque tú eres mi lámpara, oh SEÑOR; el SEÑOR da luz a mis tinieblas
30
Porque en ti rompí escuadrones, y con mi Dios pasé las murallas
31
Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR purificada, escudo es de todos los que en él confían
32
Porque ¿qué Dios hay sino el SEÑOR? ¿O quién es fuerte sino nuestro Dios
33
Dios es el que con virtud me corrobora, y el que despeja mi camino
34
el que hace mis pies como de ciervas, y el que me asienta en mis alturas
35
el que enseña mis manos para la pelea, y da que con mis brazos quiebre el arco de bronce
36
Tú me diste asimismo el escudo de tu salud, y tu mansedumbre me ha multiplicado
37
Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, para que no titubearan mis rodillas
38
Perseguí a mis enemigos, y los quebranté; y no me volví hasta que los acabé
39
Los consumí, y los herí, y no se levantaron; y cayeron debajo de mis pies
40
Me ceñiste de fortaleza para la batalla, y postraste debajo de mí los que contra mí se levantaron
41
Tú me diste la cerviz de mis enemigos, de mis aborrecedores, y que yo los talara
42
Miraron, y no hubo quien los librara; aun al SEÑOR, mas no les respondió
43
Yo los quebranté como a polvo de la tierra; como a lodo de las plazas los desmenucé, y los disipé
44
Tú me libraste de contiendas de pueblos; tú me guardaste para que fuera cabeza de gentiles; pueblos que no conocía, me sirvieron
45
Los extraños temblaban ante mi mandamiento; apenas oían algo de mí me obedecían
46
Los extraños desfallecían, y temblaban en sus encerramientos