9
Y he aquí nuestros padres han caído a espada, nuestros hijos y nuestras hijas y nuestras mujeres son cautivas por esto
10
Ahora pues, está en mi corazón hacer pacto con el SEÑOR Dios de Israel, para que aparte de nosotros la ira de su furor
11
Hijos míos, no os engañéis ahora, porque el SEÑOR os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él, y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso
12
Entonces los levitas se levantaron, Mahat hijo de Amasai, y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Coat; y de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi, y Azarías hijo de Jehalelel; y de los hijos de Gersón, Joa hijo de Zima, y Edén hijo de Joa
13
y de los hijos de Elizafán, Simri y Jehiel; y de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías
14
y de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semeías y Uziel
15
Estos juntaron a sus hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las palabras del SEÑOR, para limpiar la Casa del SEÑOR
16
Y entrando los sacerdotes dentro de la Casa del SEÑOR para limpiarla, quitaron toda la inmundicia que hallaron en el templo del SEÑOR, en el atrio de la Casa del SEÑOR; la cual tomaron los levitas, para sacarla fuera al arroyo de Cedrón
17
Y comenzaron a santificar al primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico del SEÑOR; y santificaron la Casa del SEÑOR en ocho días, y a los dieciséis del mes primero acabaron
18
Y entraron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la Casa del SEÑOR, el altar del holocausto, y todos sus vasos, y la mesa de la proposición con todos sus vasos
19
Asimismo hemos preparado y santificado todos los vasos que el rey Acaz había maltratado en el tiempo que reinó habiendo apostatado; y he aquí están todos delante del altar del SEÑOR
20
Y levantándose de mañana el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la Casa del SEÑOR
21
Y ofrecieron siete novillos, siete carneros, siete corderos, y siete machos cabríos, por el pecado del reino, del santuario y de Judá. Y dijo a los sacerdotes hijos de Aarón, que los ofrecieran sobre el altar del SEÑOR
22
Y mataron los bueyes; y los sacerdotes tomaron la sangre, y la esparcieron sobre el altar; y asimismo mataron los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; y mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar
23
E hicieron llegar los machos cabríos del pecado delante del rey y de la multitud, y pusieron sobre ellos sus manos
24
y los sacerdotes los mataron, y removieron el pecado con la sangre de ellos sobre el altar, para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel mandó el rey ofrecer el holocausto y la expiación del pecado
25
Puso también levitas en la Casa del SEÑOR con címbalos, y salterios, y arpas, conforme al mandamiento de David, y de Gad vidente del rey, y de Natán, el profeta; porque aquel mandamiento fue por mano del SEÑOR, por mano de sus profetas
26
Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas
27
Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y al tiempo que comenzó el holocausto, comenzó también el cántico del SEÑOR, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel
28
Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y las trompetas sonaban de continuo; hasta acabarse el holocausto
29
Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron
30
Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabaran al SEÑOR por las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, e inclinándose adoraron
31
Y respondiendo Ezequías dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora al SEÑOR; llegaos pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la Casa del SEÑOR. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todo liberal de corazón, holocaustos
32
Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros, doscientos corderos; todo para el holocausto del SEÑOR
33
Y las ofrendas consagradas fueron seiscientos bueyes, y tres mil ovejas
34
Mas los sacerdotes eran pocos, y no podían bastar a desollar los holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los otros sacerdotes se santificaron; porque los levitas tuvieron mayor rectitud de corazón para santificarse, que los sacerdotes
35
Así, pues, hubo gran multitud de holocaustos, con sebos de pacíficos, y libaciones de cada holocausto. Y así fue ordenado el servicio de la Casa del SEÑOR
36
Y se alegró Ezequías, y todo el pueblo, de que Dios hubiera preparado el pueblo; porque la cosa fue prestamente hecha