13
Porque estos falsos apóstoles, son obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo
14
Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz
15
Así que, no es mucho si sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras
16
Otra vez digo: Que nadie me estime ser loco; de otra manera, recibidme como a loco, para que aun me gloríe yo un poquito
17
Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloria
18
Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré
19
Porque de buena gana toleráis los locos, siendo vosotros sabios
20
porque toleráis si alguno os pone en servidumbre, si alguno os devora, si alguno toma, si alguno se ensalza, si alguno os hiere en la cara
21
Lo digo en cuanto a la afrenta, como si nosotros hubiéramos sido flacos (en esta parte). Pero en lo que otro tuviere osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía
22
¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son simiente de Abraham? También yo
23
¿Son ministros de Cristo? (Como poco sabio hablo), yo más; en trabajos más abundante; en azotes más; en cárceles más; en muertes, muchas veces
24
De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno
25
Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; noche y día he estado en lo profundo (del mar)
26
en caminos, muchas veces; peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros con falsos hermanos
27
en trabajo y fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez
28
y además de otras cosas, mi combate de cada día es la solicitud de todas las Iglesias
29
¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿Quién se tropieza, y yo no me quemo
30
Si es necesario gloriarse, me gloriaré yo de lo que es de mi flaqueza
31
El Dios y Padre del Señor nuestro, Jesús el Cristo, que es bendito por los siglos, sabe que no miento
32
En Damasco, el capitán de la gente del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme
33
y fui descolgado del muro por una ventana, y escapé de sus manos