14
El SEÑOR, pues, corta de Israel la cabeza y la cola, la hoja de palmera y el junco en un mismo día.
15
El anciano y venerable es la cabeza, y el profeta que enseña la mentira, es la cola.
16
Porque los que guían a este pueblo lo extravían; y los guiados por ellos son confundidos.
17
Por eso no se complace el Señor en sus jóvenes, ni se compadece de sus huérfanos ni de sus viudas; porque todos ellos son impíos y malhechores, y toda boca habla necedades. Con todo eso no se aparta su ira, y aún está su mano extendida.
18
Porque arde como fuego la impiedad, zarzas y espinos consume, y enciende la espesura del bosque; como remolino suben en columna de humo.
19
Por el furor del SEÑOR de los ejércitos es quemada la tierra, y el pueblo es como combustible para el fuego; el hombre no perdona a su hermano.
20
Cortan de un tajo lo que está a la derecha, pero aún tienen hambre, y comen lo que está a la izquierda, pero no se sacian; cada cual come la carne de su propio brazo.
21
Manasés devora a Efraín, y Efraín a Manasés, y ambos están contra Judá. Con todo eso no se ha apartado su ira, y aún está su mano extendida.