2
aunque lleváis el nombre de la ciudad santa, y os apoyáis en el Dios de Israel, cuyo nombre es SEÑOR de los ejércitos.
3
Las cosas pasadas desde hace tiempo las declaré, de mi boca salieron y las proclamé. De repente actué y se cumplieron.
4
Por cuanto sé que eres obstinado, que tendón de hierro es tu cerviz y de bronce tu frente,
5
yo, pues, te las declaré desde hace tiempo; antes de que sucedieran te las proclamé, no sea que dijeras: "Mi ídolo las ha hecho, y mi imagen tallada o fundida las ha ordenado."
6
Lo has oído; míralo todo. Y vosotros, ¿no lo declararéis? Desde este momento te hago oír cosas nuevas y ocultas que no conocías.
7
Ahora han sido creadas, y no hace tiempo, y antes de hoy no las habías oído, para que no digas: "He aquí, yo las conocía."
8
Sí, tú no las oíste, ni nunca las conociste; ciertamente, no habían sido abiertos de antemano tus oídos, porque yo sabía que obrarías con mucha perfidia, y rebelde te han llamado desde el seno materno.
9
Por amor a mi nombre contengo mi ira, y para mi alabanza la reprimo contigo a fin de no destruirte.
10
He aquí, te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el crisol de la aflicción.
11
Por amor mío, por amor mío, lo haré, porque ¿cómo podría ser profanado mi nombre? Mi gloria, pues, no la daré a otro.
12
Oyeme, Jacob, Israel a quien llamé: Yo soy, yo soy el primero y también soy el último.