8
Entonces el Rabsaces volvió y halló al rey de Asiria peleando contra Libna, pues había oído que el rey había partido de Laquis.
9
Y les oyó decir acerca de Tirhaca, rey de Etiopía: Ha salido a pelear contra ti. Y cuando lo oyó, envió mensajeros a Ezequías, diciendo:
10
Así diréis a Ezequías, rey de Judá: "No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: 'Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.'
11
"He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todas las naciones, destruyéndolas por completo, ¿y serás tú librado?
12
"¿Acaso los libraron los dioses de las naciones que mis padres destruyeron, es decir, Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar?
13
"¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?"
14
Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó, y subió a la casa del SEÑOR y la extendió delante del SEÑOR.
15
Y Ezequías oró al SEÑOR, diciendo:
16
Oh SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, que estás sobre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra.
17
Inclina, oh SEÑOR, tu oído y escucha; abre, oh SEÑOR, tus ojos y mira; escucha todas las palabras que Senaquerib ha enviado para injuriar al Dios vivo.
18
En verdad, oh SEÑOR, los reyes de Asiria han asolado todas las naciones y sus tierras,