11
Apartaos del camino, desviaos de la senda, no oigamos más acerca del Santo de Israel.
12
Por tanto, así dice el Santo de Israel: Ya que habéis desechado esta palabra, y habéis confiado en la opresión y en el engaño, y os habéis apoyado en ellos,
13
por eso esta iniquidad será para vosotros como muro agrietado a punto de caer, como abultamiento en una pared alta, cuya caída viene de repente, en un instante.
14
Su caída es como el romper de una vasija de alfarero, despedazada sin piedad; no se halla entre sus pedazos ni un tiesto para tomar fuego del hogar o para sacar agua de una cisterna.
15
Porque así ha dicho el Señor DIOS, el Santo de Israel: En arrepentimiento y en reposo seréis salvos; en quietud y confianza está vuestro poder. Pero no quisisteis,
16
y dijisteis: No, porque huiremos a caballo. Por tanto, huiréis. Y: Sobre corceles veloces cabalgaremos. Por tanto, serán veloces los que os persiguen.
17
Mil huirán ante la amenaza de uno solo, ante la amenaza de cinco huiréis; hasta que seáis dejados como una enseña en la cima de un monte, y como señal sobre una colina.
18
Por tanto, el SEÑOR espera para tener piedad de vosotros, y por eso se levantará para tener compasión de vosotros. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia; ¡cuán bienaventurados son todos los que en El esperan!
19
Oh pueblo de Sion, morador de Jerusalén, no llorarás más. Ciertamente se apiadará de ti a la voz de tu clamor; cuando la oiga, te responderá.
20
Aunque el Señor os ha dado pan de escasez y agua de opresión, tu Maestro no se esconderá más, sino que tus ojos contemplarán a tu Maestro.
21
Tus oídos oirán detrás de ti una palabra: Este es el camino, andad en él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda.