2
Y traeré angustias a Ariel, y será una ciudad de lamento y de duelo; será para mí como un Ariel.
3
Acamparé contra ti rodeándote, pondré contra ti vallas de asedio, y levantaré contra ti baluartes.
4
Entonces serás humillada, desde el suelo hablarás, y desde el polvo donde estás postrada saldrá tu habla. Tu voz será también como la de un espíritu de la tierra, y desde el polvo susurrará tu habla.
5
Pero la multitud de tus enemigos será como polvo fino, y la multitud de los crueles como paja que se va volando; sucederá en un instante, de repente.
6
Serás castigada por el SEÑOR de los ejércitos con truenos y terremotos y gran ruido, con torbellino y tempestad y con llama de fuego consumidor.
7
Y será como un sueño, una visión nocturna, la multitud de todas las naciones que combaten contra Ariel, todos los que combaten contra ella y su fortaleza, y los que la afligen.
8
Y será como cuando un hambriento sueña, y he aquí, está comiendo; pero cuando despierta, su hambre no ha sido satisfecha. O como cuando un sediento sueña, y he aquí, está bebiendo; pero cuando despierta, he aquí, está desfallecido, y su sed no ha sido aplacada. Así será la multitud de todas las naciones que combaten contra el monte Sion.
9
Deteneos y esperad, cegaos y sed ciegos. Se embriagan, pero no con vino; se tambalean, pero no con licor.
10
Porque el SEÑOR ha derramado sobre vosotros espíritu de sueño profundo, El ha cerrado vuestros ojos: los profetas, y ha cubierto vuestras cabezas: los videntes.
11
Y toda la visión será para vosotros como las palabras de un libro sellado, que cuando se le da al que sabe leer, diciéndole: Lee esto, por favor; y él dirá: No puedo, porque está sellado.
12
Entonces el libro será dado al que no sabe leer, diciéndole: Lee esto, por favor; y él dirá: No sé leer.
13
Dijo entonces el Señor: Por cuanto este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es sólo una tradición aprendida de memoria,