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Como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, al oír que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No tardes en venir a nosotros.
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Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando llegó lo llevaron al aposento alto, y todas las viudas lo rodearon llorando, mostrando todas las túnicas y ropas que Dorcas solía hacer cuando estaba con ellas.
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Mas Pedro, haciendo salir a todos, se arrodilló y oró, y volviéndose al cadáver, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.
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Y él le dio la mano y la levantó; y llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
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Y esto se supo en todo Jope, y muchos creyeron en el Señor.
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Y Pedro se quedó en Jope muchos días con un tal Simón, curtidor.