44
Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el desierto, tal como le había ordenado que lo hiciera el que habló a Moisés, conforme al modelo que había visto.
45
A su vez, habiéndolo recibido, nuestros padres lo introdujeron con Josué al tomar posesión de las naciones que Dios arrojó de delante de nuestros padres, hasta los días de David.
46
Y David halló gracia delante de Dios, y pidió el favor de hallar una morada para el Dios de Jacob.
47
Pero fue Salomón quien le edificó una casa.
48
Sin embargo, el Altísimo no habita en casas hechas por manos de hombres; como dice el profeta:
49
EL CIELO ES MI TRONO, Y LA TIERRA EL ESTRADO DE MIS PIES; ¿QUE CASA ME EDIFICAREIS?dice el Señor ¿O CUAL ES EL LUGAR DE MI REPOSO?
50
¿NO FUE MI MANO LA QUE HIZO TODAS ESTAS COSAS?
51
Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres, así también hacéis vosotros.
52
¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que antes habían anunciado la venida del Justo, del cual ahora vosotros os hicisteis entregadores y asesinos;
53
vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles y sin embargo no la guardasteis.
54
Al oír esto, se sintieron profundamente ofendidos, y crujían los dientes contra él.
55
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios;
56
y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios.
57
Entonces ellos gritaron a gran voz, y tapándose los oídos arremetieron a una contra él.
58
Y echándolo fuera de la ciudad, comenzaron a apedrearle; y los testigos pusieron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo.
59
Y mientras apedreaban a Esteban, él invocaba al Señor y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
60
Y cayendo de rodillas, clamó en alta voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Habiendo dicho esto, durmió.