1
Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es éste: tenemos tal sumo sacerdote, el cual se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
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como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre.
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Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que éste también tenga algo que ofrecer.
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Así que si El estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
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los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice El: Mira, haz todas las cosas CONFORME AL MODELO QUE TE FUE MOSTRADO EN EL MONTE.
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Pero ahora El ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
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Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo.