8
Aquí, ciertamente hombres mortales reciben el diezmo, pero allí, los recibe uno de quien se da testimonio de que vive.
9
Y, por decirlo así, por medio de Abraham aun Leví, que recibía diezmos, pagaba diezmos,
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porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
11
Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad había de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón?
12
Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley.
13
Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenece a otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar.
14
Porque es evidente que nuestro Señor descendió de Judá, una tribu de la cual Moisés no dijo nada tocante a sacerdotes.
15
Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote,
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que ha llegado a serlo, no sobre la base de una ley de requisitos físicos, sino según el poder de una vida indestructible.
17
Pues de El se da testimonio: TU ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE SEGUN EL ORDEN DE MELQUISEDEC.
18
Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil