4
Jacob, pues, envió a llamar a Raquel y a Lea al campo, donde estaba su rebaño,
5
y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre, no es amigable para conmigo como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
6
Y vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas.
7
No obstante vuestro padre me ha engañado, y ha cambiado mi salario diez veces; Dios, sin embargo, no le ha permitido perjudicarme.
8
Si él decía: "Las moteadas serán tu salario", entonces todo el rebaño paría moteadas; y si decía: "Las rayadas serán tu salario", entonces todo el rebaño paría rayadas.
9
De esta manera Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha dado a mí.
10
Y sucedió que por el tiempo cuando el rebaño estaba en celo, alcé los ojos y vi en sueños; y he aquí, los machos cabríos que cubrían las hembras eran rayados, moteados y abigarrados.
11
Entonces el ángel de Dios me dijo en el sueño: "Jacob"; y yo respondí: "Heme aquí."
12
Y él dijo: "Levanta ahora los ojos y ve que todos los machos cabríos que están cubriendo las hembras son rayados, moteados y abigarrados, pues yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.
13
"Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste un pilar, donde me hiciste un voto. Levántate ahora, sal de esta tierra, y vuelve a la tierra donde naciste."
14
Y Raquel y Lea respondieron, y le dijeron: ¿Tenemos todavía nosotras parte o herencia alguna en la casa de nuestro padre?