8
Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas, se juntaron las corrientes como en un montón; se cuajaron los abismos en el corazón del mar.
9
El enemigo dijo: "Perseguiré, alcanzaré, repartiré el despojo; se cumplirá mi deseo contra ellos; sacaré mi espada, los destruirá mi mano."
10
Soplaste con tu viento, los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las aguas poderosas.
11
¿Quién como tú entre los dioses, oh SEÑOR? ¿Quién como tú, majestuoso en santidad, temible en las alabanzas, haciendo maravillas?
12
Extendiste tu diestra, los tragó la tierra.
13
En tu misericordia has guiado al pueblo que has redimido; con tu poder los has guiado a tu santa morada.
14
Lo han oído los pueblos y tiemblan; el pavor se ha apoderado de los habitantes de Filistea.
15
Entonces se turbaron los príncipes de Edom; los valientes de Moab se sobrecogieron de temblor; se acobardaron todos los habitantes de Canaán.
16
Terror y espanto cae sobre ellos; por la grandeza de tu brazo quedan inmóviles, como piedra, hasta que tu pueblo pasa, oh SEÑOR, hasta que pasa el pueblo que tú has comprado.
17
Tú los traerás y los plantarás en el monte de tu heredad, el lugar que has hecho para tu morada, oh SEÑOR, el santuario, oh Señor, que tus manos han establecido.
18
El SEÑOR reinará para siempre jamás.