30
Y se levantó Faraón en la noche, él con todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo gran clamor en Egipto, porque no había hogar donde no hubiera alguien muerto.
31
Entonces llamó a Moisés y a Aarón aún de noche, y dijo: Levantaos y salid de entre mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel; e id, adorad al SEÑOR, como habéis dicho.
32
Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacadas, como habéis dicho, e idos, y bendecidme también a mí.
33
Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa en echarlos de la tierra, porque decían: Todos seremos muertos.
34
Tomó, pues, el pueblo la masa, antes que fuera leudada, en sus artesas de amasar envueltas en paños, y se las llevaron sobre sus hombros.
35
Los hijos de Israel hicieron según las instrucciones de Moisés, pues pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y ropa.
36
Y el SEÑOR hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, que les concedieron lo que pedían. Así despojaron a los egipcios.
37
Y partieron los hijos de Israel de Ramsés hacia Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.
38
Subió también con ellos una multitud mixta, juntamente con ovejas y vacadas, una gran cantidad de ganado.
39
Y de la masa que habían sacado de Egipto, cocieron tortas de pan sin levadura, pues no se había leudado, ya que al ser echados de Egipto, no pudieron demorarse ni preparar alimentos para sí mismos.
40
El tiempo que los hijos de Israel vivieron en Egipto fue de cuatrocientos treinta años.