9
Vosotros, pues, orad de esta manera: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
10
"Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
11
"Danos hoy el pan nuestro de cada día.
12
"Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
13
"Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén."
14
Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros.
15
Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones.
16
Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
17
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
18
para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
19
No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban;
20
sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban;
21
porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.