22
Y dijo a los discípulos: Vendrán días cuando ansiaréis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.
23
Y os dirán: "¡Mirad allí! ¡Mirad aquí!" No vayáis, ni corráis tras ellos.
24
Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día.
25
Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación.
26
Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre.
27
Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
28
Fue lo mismo que ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían;
29
pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los destruyó a todos.
30
Lo mismo acontecerá el día en que el Hijo del Hombre sea revelado.
31
En ese día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a llevárselos; y de igual modo, el que esté en el campo no vuelva atrás.
32
Acordaos de la mujer de Lot.
33
Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará.
34
Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; uno será tomado y el otro será dejado.
35
Estarán dos mujeres moliendo en el mismo lugar; una será tomada y la otra será dejada.
36
Dos estarán en el campo; uno será tomado y el otro será dejado.
37
Respondiendo ellos, le dijeron<***>: ¿Dónde, Señor? Y El les dijo: Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán los buitres.