28
Y sucederá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones.
29
Y aun sobre los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en esos días.
30
Y haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo.
31
El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible.
32
Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del SEÑOR será salvo; porque en el monte Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el SEÑOR, y entre los sobrevivientes estarán los que el SEÑOR llame.