11
¿Por qué no morí yo al nacer, o expiré al salir del vientre?
12
¿Por qué me recibieron las rodillas, y para qué los pechos que me dieron de mamar?
13
Porque ahora yo yacería tranquilo; dormiría, y entonces tendría descanso
14
con los reyes y los consejeros de la tierra, que reedificaron ruinas para sí;
15
o con príncipes que tenían oro, que llenaban sus casas de plata.
16
O como aborto desechado, yo no existiría, como los niños que nunca vieron la luz.
17
Allí los impíos cesan de airarse, y allí reposan los cansados.
18
Juntos reposan los prisioneros; no oyen la voz del capataz.
19
Allí están los pequeños y los grandes, y el esclavo es libre de su señor.