21
Cuando El arrancó a Israel de la casa de David, ellos hicieron rey a Jeroboam, hijo de Nabat. Entonces Jeroboam apartó a Israel de seguir al SEÑOR, y les hizo cometer un gran pecado.
22
Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados que había cometido Jeroboam; no se apartaron de ellos,
23
hasta que el SEÑOR quitó a Israel de su presencia, como El había hablado por medio de todos sus siervos los profetas. E Israel fue llevado de su propia tierra al destierro, a Asiria, hasta hoy.
24
Y el rey de Asiria trajo hombres de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria en lugar de los hijos de Israel. Y tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudades.
25
Y aconteció que como al principio de habitar ellos allí, no temieron al SEÑOR, el SEÑOR envió leones entre ellos que mataron a muchos de ellos.
26
Entonces hablaron al rey de Asiria, diciendo: Las naciones que has llevado al destierro a las ciudades de Samaria, no conocen la costumbre del dios de la tierra; por eso él ha enviado leones entre ellos, y he aquí, los leones los matan porque ellos no conocen la costumbre del dios de la tierra.
27
Y el rey de Asiria ordenó, diciendo: Llevad allá a uno de los sacerdotes que llevasteis al destierro, y que él vaya y habite allí; y que les enseñe la costumbre del dios de la tierra.
28
Y vino uno de los sacerdotes que habían llevado al destierro desde Samaria, y habitó en Betel, y les enseñó cómo habían de temer al SEÑOR.
29
Pero cada nación continuó haciendo sus propios dioses, y los pusieron en las casas de los lugares altos que los samaritanos habían hecho, cada nación en las ciudades en que habitaban.
30
Y los hombres de Babilonia hicieron a Sucot-benot; los hombres de Cuta hicieron a Nergal; los hombres de Hamat hicieron a Asima;
31
y los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac; y los de Sefarvaim quemaban a sus hijos en el fuego como ofrenda a Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaim.