4
Pero en su angustia se volvieron al SEÑOR, Dios de Israel, y le buscaron, y El se dejó encontrar por ellos.
5
Y en aquellos tiempos no había paz para el que salía ni para el que entraba, sino muchas tribulaciones sobre todos los habitantes de las tierras.
6
Y era destruida nación por nación, y ciudad por ciudad, porque Dios los afligió con toda clase de adversidades.
7
Mas vosotros, esforzaos y no desmayéis, porque hay recompensa por vuestra obra.
8
Y cuando Asa oyó estas palabras y la profecía del profeta Azarías, hijo de Oded, se animó y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que había conquistado en la región montañosa de Efraín. Entonces restauró el altar del SEÑOR que estaba delante del pórtico del SEÑOR.
9
Y reunió a todo Judá y Benjamín y a los de Efraín, Manasés y Simeón que residían con ellos, porque muchos de Israel se pasaron a él cuando vieron que el SEÑOR su Dios estaba con él.
10
Se reunieron, pues, en Jerusalén en el tercer mes del año quince del reinado de Asa.
11
Y aquel día sacrificaron al SEÑOR setecientos bueyes y siete mil ovejas del botín que habían traído.
12
E hicieron pacto para buscar al SEÑOR, Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma;
13
y que todo el que no buscara al SEÑOR, Dios de Israel, moriría, ya fuera pequeño o grande, hombre o mujer.
14
Además, lo juraron al SEÑOR con gran voz, con gritos, con trompetas y con cuernos.