8
En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde;
9
no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
10
Pues EL QUE QUIERE AMAR LA VIDA Y VER DIAS BUENOS, REFRENE SU LENGUA DEL MAL Y SUS LABIOS NO HABLEN ENGAÑO.
11
APARTESE DEL MAL Y HAGA EL BIEN; BUSQUE LA PAZ Y SIGALA.
12
PORQUE LOS OJOS DEL SEÑOR ESTAN SOBRE LOS JUSTOS, Y SUS OIDOS ATENTOS A SUS ORACIONES; PERO EL ROSTRO DEL SEÑOR ESTA CONTRA LOS QUE HACEN EL MAL.
13
¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno?
14
Pero aun si sufrís por causa de la justicia, dichosos sois. Y NO OS AMEDRENTEIS POR TEMOR A ELLOS NI OS TURBEIS,
15
sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia;
16
teniendo buena conciencia, para que en aquello en que sois calumniados, sean avergonzados los que difaman vuestra buena conducta en Cristo.
17
Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal.
18
Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu;
19
en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
20
quienes en otro tiempo fueron desobedientes cuando la paciencia de Dios esperaba en los días de Noé, durante la construcción del arca, en la cual unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvadas a través del agua.
21
Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora os salva (no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia) mediante la resurrección de Jesucristo,
22
quien está a la diestra de Dios, habiendo subido al cielo después de que le habían sido sometidos ángeles, autoridades y potestades.